De la antigüedad maragata surge la ya extinta liturgia de arar nieve en el solsticio de invierno y en el deshielo primaveral emana y se tañe esta historia que da nombre a esta nueva fábula de Entavía. Un alegato a la belleza poética de aquello que aparentemente no sirve para nada. Un rito que burla a los dioses paganos entre repiques de ritmos lúbricos bailables y fertilizantes tanto de la tierra como de la vida que la habita.

Un son para la belleza y la filigrana, tan necesaria, ante la fealdad que se jatean estos tiempos voraces y oscuros. Un hurra al sentido común de quienes vieron, vivieron y cantaron, de los que vemos y cantamos ahora como antes:

«Nun nos sobran lo botieyus,/ nun nos sobra ni pa’ sopa,/ mas nos sobran estos cantes/ para engañar la boca».

Nuevo disco: «Arando Ñieve». Esperamos que lo disfrutéis.